Documento del mes: abril de 2018

Archivo Municipal de Isla Cristina, Leg. 1345, Expediente de muerte por destrucción en las dunas, 1956.

La fragilidad del ecosistema sobre el que se asienta Isla Cristina ha convertido las cosas de nuestro litoral en una defensa contra los envites del mar.

Desde el siglo XVIII existen testimonios de la corta de retama y otras especies que ayudan a fijar la duna, recogiendo, por ejemplo, el Padre Mirabent en su «Memoria sobre la fundación» algunos ejemplos.

El expediente que traemos hoy como Documento del Mes, resalta que la actual hereda plenamente hoy después de los últimos temporales sufridos.

Tras producirse una denuncia por los guardas del monte público, se ha manifestado contra tres vecinos «por causar destrozos en las dunas litorales de este término municipal».

Consta de varios documentos, pero resalta la denuncia hecha por el guarda forestal, Trinidad Perea, perteneciente a la 5ª División Hidrológica Forestal, del Patrimonio Forestal del Estado, entonces era al Ministerio de Agricultura.

Trascrito textualmente dice así:

«Le participo a Vd. para que sea conocimiento, que los vecinos de Isla Cristina, hicieron el día 9 un gran destrozo en la ciudad litoral, en el sitio denominado Eucaliptos de la Pena, frente a la curva de la carretera de la calle España, que es la parte más peligrosa y es donde el mar nos está amenazando desde hace ya tiempo.

Estos tres vecinos fueron localizados por el Peón Vigilante José Pereta, que es mi hermano, y que siguen detrás de ellos hasta la misma puerta de sus domicilios, y que tenían los haces de leña que tenían cogidos en el lunar Duna, y los padres de dos infractores se negaron a darle los nombres a mi hermano. Pero el día 10 fuiste yo con mi hermano para que me diesen los nombres. Entonces yo manifesté llamarse los padres de los infractores Soledad González Larios y Miguel López Fernández, hijos Antonia Romero González y Pablo López Conde, respectivamente, con domicilio en la calle Arnau, entre el número 29 y el 31.

El otro infractor manifestó llamarse Juan Ruano Toscano, con domicilio en la calle Barrio Nuevo, junto a la casilla de arbitrios.

Esto se lo digo a Vd. para que haga la justicia que Vd. disponga con arreglo a la acción cometida, y para que el público se entere que es un delito más leñas de la vida litoral.

Dios guarde a Vd. muchos años.

Isla Cristina, un 12 de marzo de 1956 «

La multa impuesta a cada uno de los infractores es de veinticinco pesetas de la época, como vemos no solo por el daño, sino también como un ejemplo para los demás vecinos.