Archivo Municipal de Isla Cristina, Leg. 747, Medidas a tomar para los posibles disturbios que se produzcan en la frontera tras la muerte del Rey de Portugal.
El 10 de marzo de 1826 fallece en Lisboa Juan VI, Rey de Portugal, de una manera tan poco clara que, hasta el año 2000, cuando parte de sus restos fueron exhumados y analizados científicamente, no se ha podido determinar que, tal y como ya se creía en la época, fue envenenado con arsénico.
Ante los disturbios que se preveían, Fernando VII, Rey de España, dictó una orden dirigida a las poblaciones fronterizas con Portugal, para que extremasen la precaución y tomaran las medidas necesarias para protegerse de dichos levantamientos.
El día 23 de marzo llega a la Real Isla de la Higuerita la disposición regia.
En virtud de la misma, el Gobernador Político y Militar, el Teniente de Navío Francisco Fernández de los Senderos, decide enviar al escribano público y de cabildo a Villa Real de San Antonio, para que, prudentemente, intente enterarse si hay movimientos revolucionarios en dicha plaza fronteriza.
Cuando el escribano vino de Villa Real testimonió lo que había visto y observado, que no era nada particular y que todo estaba tranquilo, siendo buenas las noticias que llegaban desde Lisboa.
Así, el Gobernador lo transmitió a su vez a la Real Audiencia de Sevilla.
Sin embargo, el reinado en Portugal de Pedro IV, quien a su vez sería conocido como Pedro I, Emperador de Brasil, sería muy breve, teniendo que abdicar en el mes de mayo en su hija María II. Realmente se habría un conflicto sucesorio entre las dos líneas dinásticas de los Braganza, realistas y miguelistas, que tendrían su eco al otro lado de la frontera unos años después entre carlistas y liberales, marcando gran parte del siglo XIX ibérico.